MALABARES
Pequeños retos que uno se plantea porque los ve asequibles y porque, en principio, suponen poco esfuerzo. Paulatinamente se aumenta la dificultad y se va cogiendo gusto a esa forma de ejercicio donde con algo de voluntad no tardan en aparecer los frutos. Frutos que en su día representaron para mí una pequeña fuente de ingresos que me abrió la puerta a experiencias muy valiosas.
Lo hice durante 3 veranos. Dejaba Zaragoza a finales de Junio , solo, con mis trastes de malabarear en la mochila y dinero para una semana. Me iba a Francia o Inglaterra, donde haciendo malabares en parques y plazas y desplazándome en autostop llegaba hasta finales de septiembre, época en la que hacía la vendimia en el sur de Francia y me volvía a España con algo de dinero para aguantar hasta navidad. El tercer año, con un coche viejo y en compañía de un amigo, haciendo malabares de terraza en terraza recorrimos toda la costa Azul desde Gerona hasta Italia para acabar haciendo la vendimia en Suiza. Para una persona tímida, como yo, verse solo en la calle sin dinero y sin otros recursos que cinco pelotas y tres mazas supuso una auténtica experiencia iniciática en la que, sin duda, la práctica del zen tuvo un papel fundamental.
En aquellos veranos, durmiendo bajo las estrellas la mayoría de las noches, aprendí la verdad fundamental de la vida:
“Se puede ser feliz con tener tan solo una salud aceptable, las necesidades básicas cubiertas y algunas ilusiones que perseguir”.
Gracias a estas aventuras adquirí conocimientos de francés e inglés para defenderme en situaciones corrientes y pude colaborar algún tiempo con un titiritero, a través del cual conseguí trabajo durante más de un año manejando unos muñecos que salían en un programa de Telecinco y se hacían en una productora de Zaragoza.
En definitiva, le estoy agradecido a los malabares por la salud que me hayan podido aportar y por las bonitas experiencias que me han proporcionado.
Es un ejercicio físico considerable, que se hace muy llevadero y entretenido, que está basado en la coordinación vista-mano, habilidad eminentemente humana, que mejora los reflejos, refuerza la autoestima y que es recomendable para todo tipo de personas a cualquier edad.

